Cicatrices
Todos tenemos o hemos tenido algunas cicatrices, estas son marcas en nuestra vida, producidas por algún accidente, un corte o una quemadura, o incluso por enfermedades como el acné o la varicela.
¿QUÉ ES UNA CICATRIZ?
Las cicatrices son el cierre natural de una herida, se producen cuando las capas más profundas de la piel se ven comprometidas, por lo tanto, la mayoría de las lesiones diarias, como laceraciones, cortes, abrasiones o quemaduras no representan un peligro.
¿CÓMO SE FORMA UNA CICATRIZ?
El proceso de formación de cicatrices se desarrolla en tres fases: inflamación, proliferación celular y remodelación de la matriz.
La primera fase tiene lugar dentro de las siguientes 48-72 horas, durante las cuales la lesión se cierra automáticamente con un coágulo de sangre y se activan los factores de crecimiento del nuevo tejido.
Durante las siguientes tres a seis semanas, nos enfrentamos a la fase de proliferación celular, en la que se forma tejido conectivo para cerrar la herida.
La última fase de generación de la cicatriz puede durar varios meses o, en los casos más graves, varios años, ya que la formación de nuevo tejido y la cicatrización de los estados más profundos de la piel requieren este período de tiempo.
TIPOS DE CICATRICES
Queloides, resultado de una excesiva producción de colágeno, dejando una cicatriz rojiza y gruesa, de un tamaño superior a la herida.
Hipertróficas, de aspecto similar a las cicatrices queloides pero que no sobrepasan el tamaño de la herida.
Contracturadas, donde los bordes de la piel se unen con la herida, dando como resultado una zona de piel tirante.
Atróficas, ocasionadas por la destrucción de colágeno, como las causadas por el acné o la varicela.
Se realiza mediante aparatología, gracias a esta, podemos atacar a la bacteria que crea la excesiva segregación de sebo generando la obstrucción de los poros. La luz del aparato actúa sobre los vasos sanguíneos que alimentan a las glándulas sebáceas haciendo que vaya reduciendo la producción de grasa sin hacer daño a la piel.
Se realiza mediante aparatología, gracias a esta, podemos atacar a la bacteria que crea la excesiva segregación de sebo generando la obstrucción de los poros. La luz del aparato actúa sobre los vasos sanguíneos que alimentan a las glándulas sebáceas haciendo que vaya reduciendo la producción de grasa sin hacer daño a la piel.